La filología (del latín philologĭa, y este del griego φιλολογία philología, ‘amor o interés por las palabras’) es el estudio de los textos escritos, a través de los que se intenta reconstruir, lo más fielmente posible, el sentido original de estos con el respaldo de la cultura que en ellos subyace.
El trabajo filológico se aproxima al hermenéutico, al menos en la medida en que interpreta el sentido, y se sirve, por tanto, del estudio del lenguaje, la literatura y demás manifestaciones idiomáticas, en cuanto constituyen la expresión de una comunidad cultural determinada o de varias, o de meros individuos. Se entiende usualmente por filología, bien el estudio de las lenguas y las literaturas, así como la correspondiente cultura de sus hablantes, bien el estudio diacrónico o eidético de los textos literarios o incluso de todo vestigio de lengua escrita o de la lengua en general.
En su más amplio y pleno sentido, especialmente en las tradiciones modernas románica y germánica, Filología es el término general que designa el estudio de las lenguas naturales y abarca, pues, tanto la serie disciplinaria de la Ciencia del Lenguaje o Lingüística (Lingüística histórica, Lingüística teórico-descriptiva y Lingüística aplicada), una de las dos grandes series filológicas, como aquella otra formada por la Ciencia de la literatura (esto es, Historia de la literatura, Teoría de la literatura y Crítica literaria), según ha venido a establecer simétricamente el desarrollo de los criterios de la "ciencia real". Ello representa en consecuencia, no solo la integración de la Retórica y la Poética clásicas (cosa evidente desde la Antigüedad), y también modernas, sino la completa integración de todas aquellas metodologías internas, ya fuertemente transversales y compartidas como sobre todo la Comparatística, la Gramática comparada o la Literatura comparada, ya técnicamente restrictivas y particularizadoras como la Ecdótica o Crítica textual.
En este último aspecto, además, la Filología, técnicamente fundada para Occidente en el Museo de Alejandría, ha asumido paulatinamente durante la segunda mitad del siglo XX el instrumental proporcionado por los medios digitales, los cuales han transformado la aplicabilidad e incluso los resultados (en el caso del hipertexto) del trabajo crítico textual y en general la edición de textos.
En el pleno ámbito de la disciplina, del conjunto de ámbitos disciplinarios y por encima de la metodología, es preciso distinguir entre Filología general y Filologías particulares. Pudiera decirse que existen tantas filologías como culturas, o como lenguas, pero estas no son magnitudes correspondientes ni a veces tienen independencia. Es preciso subrayar, al margen del mundo egipcio (Egiptología), sobre todo las dos grandes culturas filológicas asiáticas, hindú y china, y a partir de esta última toda la gama que de ella deriva (coreana, japonesa...). Tanto la Indología como la Sinología son concebidas en general como filología en amplio sentido. Otro tanto habría que decir de la Coreanología y la Niponología o Japonología. Por otra parte, al margen de la Filología Árabe, respecto del mundo africano subsahariano es preciso subrayar por su parte que el Africanismo se funda en lenguas y áreas culturales originalmente orales, sin escritura, es decir que solo cabe concebir su configuración filológica desde la aplicación moderna, ya se trate desde las lenguas autóctonas o desde las europeas importadas o coloniales.
En la tradición europea se diferencian varios grandes campos filológicos fundamentales, algunos de los cuales, como después se indicará, han tenido importantísima proyección extraeuropea:
-Filología Clásica o griega y latina antiguas y sus pervivencias, fundamento de la cultura occidental y sus respectivos campos filológicos.
-Filología Bíblica o Escriturística, parcialmente asociada a la Filología Clásica, pero también a la Filología Hebrea (en sí parte de la rama mayor de Filología Semítica) en virtud de la historia del texto sagrado, de cuyo nuevo Testamento deriva la calificación de Filología Neotestamentaria junto a la de Veterotestamentaria. Estas distinciones, histórica y conceptualmente se vinculan a la disciplina Hermenéutica.
-Filología Alemana o Germanística, que también atañe a varias regiones centroeuropeas, sobre todo Austria.
-Filología Inglesa, a veces denominada Anglística, posteriormente Angloamericana por expansión geográfica intercontinental.
-Filología Eslava o Eslavística, formada por todas las lenguas de ese ámbito, desde el ruso, polaco y ucraniano hasta el búlgaro, checo, eslovaco o croata.
-Filología Románica, o Romanística, formada por toda la familia de lenguas neolatinas o románicas. Esta y las europeas antedichas han recibido con frecuencia la denominación de Filología Moderna, por evidente oposición a la Clásica, constituida por las Lenguas muertas.
Dentro de la gran familia Románica, la Filología italiana y la Filología Francesa poseen una gran dimensión nacional. A diferencia de estas, y otras de ámbito más reducido como la Filología Rumana, la Filología Portuguesa, trocadamente indisociable de la Galaica como Filología Gallegoportuguesa, posee una gran proyección americana brasileña y en alguna medida africana mozambiqueña. Aún más que esta última, la Filología Española como Hispánica ha tenido y configura una extensísima proyección americana o Hispanoamericana. Por ello, a la Filología Española conviene más la denominación de Hispánica, pues atañe directamente al patrimonio y a la realidad viva de más de quinientos millones de hablantes de todo el mundo.
-Filología Hispánica o Hispanística es la designación que tomando como tronco la lengua española, proyección de la castellana, tiene su gran dimensión en la América Hispánica. La Filología Hispánica posee una base anterior representada por la Iberística y se vincula íntimamente a la portuguesa mediante el gallego y la moderna Filología Gallega o Gallegoportuguesa, al igual que por otra parte la variante románica catalana y su moderna Filología Catalana. Caso lingüísticamente mucho más particularizado, importante para la Iberística, aun por aislado, es el constituido por la lengua vasca (o vascongada, vascuence, euskera), no románica y de origen indeterminado, cuya cooficialidad en la región peninsular correspondiente ha dado lugar a una Filología Vasca. En amplio sentido de cultura, la designación Hispánica cubre lo antedicho y otros diversos elementos medievales, también neolatinos y, propiamente como Filología Hispánica cabe observar su rigurosa pertinencia, aun actual, respecto de la lengua Sefardí, algunas peculiares e interesantes derivaciones, así la africana guineana ecuatorial, la saharaui y, por otra parte geográficamente muy lejana, asiática, la del idioma tagalo, o filipino de base tagala, y la relativa al conjunto de la cultura y de las lenguas filipinas (ilocano, cebuano, bicolano...), de base malaya pero entroncadas con la española, más su criollo español propiamente dicho, el chabacano. Así pues, el Filipinismo, al menos en parte, puede ser considerado una rama de la hispanística. Pero naturalmente, la gran conformación de la Filología Hispánica es consecuencia de América y, en cualquier caso, se complementa o coincide con los estudios de Hispanismo.