domingo, 4 de octubre de 2020

Sigilografia

La sigilografía como ciencia histórica con carácter autónomo, auxiliar o dependiente, e íntimamente relacionada con la diplomática, el derecho, la historia del arte, la heráldica o la genealogía, es el estudio científico (crítico) de los sellos utilizados por el hombre a lo largo de los siglos como instrumento o medio adecuado para autorizar y validar la documentación pública (oficial) y aún la privada.

La sigilografía es disciplina arqueológica auxiliar de la historia.

Un sello se puede definir como la impronta obtenida sobre un soporte por la presión de una matriz con los signos distintivos de una persona física o jurídica para testimoniar la voluntad de intervención de su dueño. La matriz es el instrumento que se utiliza para sellar, lleva grabados en hueco los signos distintivos de su titular; la impronta, resultado de la operación de sellar, es la huella dejada por la matriz sobre un soporte maleable.

Sello es toda pieza de metal, cera, lacre, papel o materia equivalente que lleva estampadas figuras o signos.


ETIMOLOGIA

La palabra «sigilografía», etimológicamente procede de un vocablo grecolatino, compuesto de dos términos, uno latino: sigillum (sello) y otro griego: γραφή (descripción, doctrina, ciencia). Al latinizarse, mediante el sufijo «ia», el vocablo griego γραφή se mudó a «graphia» y luego a «grafía»,

Esfragística

Esta disciplina recibe también el nombre de «esfragistica», del griego: σφραγίς (sello) o como la denominó Heumann (a. 1745): «ars sphragistica»,​ término menos amplio que el anterior y aplicable, fundamentalmente, al aspecto técnico-artístico e histórico de los mismos, mientras que la Sigilografía, sin olvidar la técnica artística y materialidad del sello, se fija más en la importancia intrínseca, es decir, en el elevado valor crítico (histórico, jurídico, diplomático) del sello en cuanto parte o elemento integrante y, a la vez, garantía de la documentación.

A las escuelas austríaco-alemanas de los siglos xviii y xix se debe, principalmente, la denominación de «esfragística», entendiendo por tal el arte o técnica del sello, ya que hasta entonces éste había sido estudiado preferentemente en su aspecto técnico y factura material, en alguna de estas facetas: histórico-artística, costumbrista, genealógica, heráldica o cultural.

La Esfragística antigua es menos amplia y de significado más reducido que el de la Sigilografía en sentido moderno, ya que tal disciplina, como decíamos anteriormente, sin olvidar la materialidad (factura y técnica del sello) y demás aspectos en él reflejados (artísticos, costumbristas, histórico-culturales, genealógicos), estudia y se fija, principalmente, en la importancia intrínseca y valor crítico del sello, sea de orden histórico, jurídico o diplomático.

DEFINICIONES

De su misma definición se desprende que lo principal en el sello son las figuras y signos que ostenta, los cuales siempre han de corresponderse con las estructuras políticas subyacentes, ideas, costumbres y progreso artístico de la época en que se trazaron. Su época más prolífica coincide con la Edad Media.

En el diccionario de la Real Academia Española podemos encontrar una breve pero correcta definición, ajustada a la etimología de la palabra, para la sigilografía, que se describe como el "estudio de los sellos empleados para autorizar documentos, cerrar pliegos, etc.",3​ la cual sólo difiere ligeramente de la definición dada por el Comité de Sigillographie, en la cual se trata de dar una perspectiva histórica para alejarla de su posición como ciencia auxiliar, para ello se la define como "la disciplina histórica que tiene por objeto el estudio de los sellos bajo todos sus aspectos y cualquiera que sea su época".



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Papirologia

Papirología es el estudio de literatura, correspondencia, archivos legales, etc. de documentos antiguos preservados en papiro, pergamino u otros con los cuales son los soportes de escritura más comunes en las antiguas civilizaciones de Egipto, Grecia y la antigua Roma. Papiro es el nombre con el cual se designa al soporte de escritura que se elabora justamente a partir de la planta acuática homónima (Cyperus papyrus) y que es muy común en el río Nilo, en Egipto y en algunos otros lugares de la cuenca mediterránea. El papiro fue el soporte por excelencia de los manuscritos en la antigüedad y sería el antecedente del moderno papel. La elaboración del soporte escritorio (en formato rollo) a partir de los tallos de la planta fue descrita por Plinio. Posteriormente, el formato códice fue sustituyendo al rollo hasta caer en desuso este último.

La papirología incluye la transcripción, traducción e interpretación de los documentos en diferentes idiomas (griego, latín, copto, etc.), así como la restauración y la preservación de los papiros originales.

Nacida en sus inicios como ciencia auxiliar de la historia y la filología, la papirología se dedica al estudio de los textos documentales o literarios transmitidos por los papiros; el clima de Egipto conservó los papiros hasta su hallazgo arqueológico. Papiros de otras regiones solo se han encontrado carbonizados, como, por ejemplo, los de Herculano, Derveni o Petra.

La papirología como disciplina data del los años 1890, cuando una gran cantidad de papiros bien preservados fueron descubiertos por arqueólogos en diferentes localidades del Egipto greco-romano, como Arsinoe u Oxirrinco. Entre los primeros grandes cultivadores de la disciplina deben citarse Frederic George Kenyon, Ulrich Wilcken, Bernard Pyne Grenfell, Arthur Surridge Hunt, Wilhelm Schubart, Girolamo Vitelli y Friedrich Presigke. Los centros más importantes de estudio de papirología se encuentran en la Universidad de Oxford, Universidad de Columbia, Universidad de Heidelberg, entre otras. Las principales colecciones se hallan en Ann Arbor, Berlín, Florencia, Oxford y Viena.

¿COMO SE ELABORA?

El proceso de elaboración consistía en mantener en remojo entre una y dos semanas el tallo de la planta de papiro, luego se la cortaba en finísimas láminas y se las prensaba con rodillo para de esta manera eliminar parte de la savia y de otras sustancias líquidas, tras ello, se colocaban las láminas horizontal y verticalmente y eran nuevamente prensadas para que en este caso la savia actuase como adhesivo y el toque final se lo daba con una pieza de marfil durante varios días y luego ya estaba listo para ser usado como soporte de escritura.

La escritura se llevaba a cabo únicamente en la cara que tenía dispuestas las tiras horizontales, del otro lado, el reverso, casi no se escribía. En tanto, al tratarse de un producto tan costoso lo que se hacía muchas veces cuando no era de interés lo que estaba escrito en él, era borrarlo para así reutilizarlo.

Entonces, la Papirología, se ocupa de la literatura, la correspondencia, los archivos legales y cualquier otro tipo de documento antiguo que se encuentre escrito sobre un papiro. Pero no se limita solamente a esto sino que además incluye la traducción y la interpretación de los mencionados escritos y su preservación por los siglos de los siglos.

La sistematización como disciplina formal se remonta a finales del siglo XIX, cuando una enorme cantidad de papiros fueron descubiertos en Egipto. Los centros más importantes de la disciplina se encuentran en las Universidades de Oxford, Heidelberg y Columbia.



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Paleografia

La paleografía por extensión estudia toda forma de escritura en cualquier lengua y en cualquier material escrito, desde el tiempo en que el hombre comenzó a fijar por medio de signos su propio pensamiento, sin embargo el término de paleografía se usa especialmente respecto al estudio de la escritura alfabética y su evolución.

Extracto de un Corán sirio del siglo XI

Es objeto de la paleografía el examen crítico y sistemático de los elementos gráficos de la escritura, forma alfabética, signos accesorios, abreviaciones, notas musicales, reconocimiento de mano, correcciones del copista o de los editores.

Extracto de un Corán egipcio del siglo IX-X.

El modo de estudio de la paleografía puede variar dependiendo de la lengua en la que se originó ya que cada lengua desarrolló una escritura alfabética y reglas gramaticales que la rijen particularmente. El lugar de origen del documento también puede afectar el modo en el que se estudien los elementos gráficos que lo componen puesto que la lengua tiende a variar dentro de un mismo país o región, especialmente en los documentos más antiguos.


La exigencia de profundizar el estudio de los manuscritos, bajo cada aspecto que pueda ser útil a la hora de conocer su valor como testimonios culturales e históricos, ha llevado a considerar con mayor atención los caracteres externos, como la cualidad de la materia escritoria, la formación de fascículos, el formato, la rigatura, la misma escritura, etc., desarrollando en el proceso una gama de ciencias o técnicas relacionadas entre sí y que se prestan obligatoria ayuda para la elaboración del propio objeto.

La primera de ellas es la codicología, a la cual, la paleografía aporta sus más valiosas luces en orden de la crítica histórica, en especial cuando se refiere a la datación y origen de manuscritos como producto de un ambiente cultural, con respecto a los textos manejados por el autor. No se puede olvidar que para este estudio crítico de la paleografía con la codicología, se incluyen abreviaturas, los errores de copias, notas marginales y miniaturas. Este conjunto de elementos son de suma importancia para que estas disciplinas puedan determinar con exactitud, el origen y el sentido de un escrito antiguo.

La paleografía acompaña a la diplomática en el auxilio de la crítica histórica, necesaria para el estudio de los documentos acusados de falsos. Se puede decir que ambas disciplinas nacieron en el mismo contexto. Junto a esta se encuentran también otras ciencias relacionadas con la paleografía, como la epigrafía, la bibliología, y la numismática, las cuales no se limitan al estudio de los caracteres gráficos de sus objetos materiales sino que examinan la autenticidad, el estilo, el formulismo y otras particularidades de los documentos sobre los que versan.

Otras ciencias como la Heráldica, la Sigilografía y la Lingüística también auxilian a la paleografía, permitiendo identificar el contexto donde se produjo el documento y la utilidad que haya tenido.


Las escrituras antiguas comenzaron a ser objeto de estudio a partir del siglo XVII, especialmente en el ambiente de disputa sobre la autenticidad de los documentos, que precisó de una mayor clasificación sistemática. Aunque si el trato científico comenzó en ese siglo, no se puede descartar que la interpretación y la descifración de las escrituras antiguas han sido de gran interés para los estudiosos de todos los tiempos.

Edad Antigua

Los historiadores grecorromanos fueron los primeros en utilizar los escritos antiguos como referencias en sus relatos, entre ellos se encuentran Tucídides, Tito Livio, Polibio y Flavio Josefo, que tienen en cuenta documentos, contratos y edictos imperiales para este cometido. Del siglo i data una obra sobre los problemas paleográficos, de Valerio Probo y su especialidad fue la recopilación de abreviaturas. Este interés por las abreviaturas continuó siendo objeto de estudio en la Edad Media. Sin embargo no se puede hablar propiamente de un estudio sistemático de los documentos antiguos, sino más bien del uso o práctica de lectura de los mismos.4​

Edad Media

En la edad media también se encuentran las primeras clasificaciones de las distintas escrituras, sin ningún valor científico, solo estético. Los escritores medievales utilizaron mucho una obra llamada El Maior de Donato (siglo ix) y una nueva redacción de la misma la encontramos en el siglo xiii.

Tanto la paleografía como la diplomática recibieron grandes aportaciones en el periodo medieval, por las organizaciones cancillerescas, por la persecución y creación de preceptos legales contra la falsificación, el uso de los diplomas para la confección de obras históricas y el estudio de los documentos en su aspecto jurídico.7​

Edad Moderna

En la Edad Moderna, con el humanismo, por caracterizarse el erudito como escrutador y crítico, se espera que aumente o se oficialice el carácter científico de estas dos disciplinas, pero surgen demasiadas polémicas entre los eruditos de la época en su desesperada búsqueda de manuscritos y su interpretación. En medio de esta polémica surge la primera condición para el carácter científico que se les dará después a estas disciplinas. Se considera a Petrarca como precursor científico de la paleografía por sus conocimientos sobre códices y documentos.

Con la creación de la imprenta se logró un gran avance en la diplomática y la paleografía, ampliando sus áreas de conocimiento; luego con el surgimiento de un afán historicista, en esta época, incluso con la polémica histórica-religiosa con respecto a la reforma protestante aumentaron las investigaciones y la crítica sobre las fuentes paleográfica-diplomática.7​

Delia Pezzat indica que "La etapa decisiva para el desarrollo de ambas ciencias surge durante los siglos XVI, XVII y XVIII debido a dos largas discusiones que se conocen con el nombre de Guerras Diplomáticas y Movimiento Bolandista."8​ La primera trata sobre el tema de la autenticidad, uso y lectura e interpretación de documentos que refieren derechos y títulos nobiliarios, apegado a sus inicios durante la Edad Media; la segunda fue una continuación de las Guerras Diplomáticas, tomando un carácter científico encabezado por los benedictinos quienes tomaron gran interés en la extracción de datos históricos y generales del estudio de los documentos, planteando las bases para que la paleografía se formara como ciencia.




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Onomastica

La onomástica (del griego griego ὀνομαστικός / "onomastikós", cuya forma femenina es ὀνομαστική / "onomastikḗ", 'arte de nombrar')​ es una rama de la lexicografía, y según la Real Academia Española, es el estudio y catalogación de los nombres propios. También estudia el origen y procedencia de los nombres de familia o patronímicos (Ej: Guzmán, Díaz, Álvarez, etc.) o de los lugares (topónimos) que emplean los hablantes de una lengua (endónimos) o con los que los de otra lengua se refieren a los de otra (exónimos).

En la llamada península ibérica, según las fuentes clásicas (Estrabón, Heródoto, Polibio, etc), no se hablaba una única lengua sino varias: antiguo euskera, ibérico, tartesio, celtíbero y lusitano, que se sepa, con sus correspondientes dialectos; además había ciudades portuarias que eran colonias griegas y púnicas donde se hablaban o el griego, o la modalidad del fenicio llamada púnico. Durante la latinización predominaban sobre todo cuatro lenguas en las distintas culturas de Hispania: una lengua bastante homogénea a la que se denominaba ibérica, cuyos testimonios epigráficos cubren un largo territorio extendido a lo largo de la costa mediterránea desde la Andalucía oriental hasta el río Hérault en Francia, que incluía una gran parte del territorio actual de Aragón y el oeste de La Mancha. Por otra parte, otro idioma conocido solo a través de la epigrafía llamado tartesio, en el rincón del Suroeste; en tercer lugar, en toda la meseta central y en las zonas costeras del Norte y Oeste, salvo en la parte interior del golfo de Vizcaya, donde se hallaba asentado en cuarto lugar un euskera arcaico en un territorio mayor del que ocupa actualmente compartido por Francia y España, dominaba un grupo de dialectos indoeuropeos llamados celtíberos. Otra lengua, el lusitano, se daba principalmente en lo que hoy es Portugal, por el trecho del último curso y desembocadura del río Tajo. Estas culturas que se relacionaban entre sí dieron lugar a una gran diversidad dialectal y a numerosos préstamos léxicos mutuos, en especial entre el vasco y el ibero.

Desde un punto de vista fonético, el castellano comparte con el vasco y con el ibero la existencia de cinco vocales /a, e, i, o, u/, y con este rasgo se diferencia de las restantes lenguas románicas. Por lo que respecta a la morfología se piensa que sufijos como -arro (-urro, -erro) o -ieco, -ueco, -asco (que no tienen equivalente latino) deberían ser influencia del sustrato ibérico. Los encontramos en palabras como: baturro, barro, mazueco, etc.

Por último, el ibero o sus parientes se piensa que en el léxico y la toponimia española hay una descendencia. Son palabras no indoeuropeas prerromanas: arroyo, conejo, charco, galápago, garrapata, gusano, perro, silo, toca, zarza, gordo y muchas otras que no tienen una ubicación clara. Además, se encuentran numerosos topónimos de origen ibero que hoy se conservan latinizados: Acci (> Guadix), Basti (> Baza), Dertosa (> Tortosa), Gerunda (> Girona), Ilici (> Elche), este último de origen púnico. También se habla del posible origen ibero (-vasco) del apellido García (<Garseitz) o Blasco, Velásquez y Velasco (con sufijo ibérico -vasco).


ONOMASTICA EN ESPAÑA

En época prerromana

En la llamada península ibérica, según las fuentes clásicas (Estrabón, Heródoto, Polibio, etc), no se hablaba una única lengua sino varias: antiguo euskera, ibérico, tartesio, celtíbero y lusitano, que se sepa, con sus correspondientes dialectos; además había ciudades portuarias que eran colonias griegas y púnicas donde se hablaban o el griego, o la modalidad del fenicio llamada púnico. Durante la latinización predominaban sobre todo cuatro lenguas en las distintas culturas de Hispania: una lengua bastante homogénea a la que se denominaba ibérica, cuyos testimonios epigráficos cubren un largo territorio extendido a lo largo de la costa mediterránea desde la Andalucía oriental hasta el río Hérault en Francia, que incluía una gran parte del territorio actual de Aragón y el oeste de La Mancha. Por otra parte, otro idioma conocido solo a través de la epigrafía llamado tartesio, en el rincón del Suroeste; en tercer lugar, en toda la meseta central y en las zonas costeras del Norte y Oeste, salvo en la parte interior del golfo de Vizcaya, donde se hallaba asentado en cuarto lugar un euskera arcaico en un territorio mayor del que ocupa actualmente compartido por Francia y España, dominaba un grupo de dialectos indoeuropeos llamados celtíberos. Otra lengua, el lusitano, se daba principalmente en lo que hoy es Portugal, por el trecho del último curso y desembocadura del río Tajo. Estas culturas que se relacionaban entre sí dieron lugar a una gran diversidad dialectal y a numerosos préstamos léxicos mutuos, en especial entre el vasco y el ibero.

Desde un punto de vista fonético, el castellano comparte con el vasco y con el ibero la existencia de cinco vocales /a, e, i, o, u/, y con este rasgo se diferencia de las restantes lenguas románicas. Por lo que respecta a la morfología se piensa que sufijos como -arro (-urro, -erro) o -ieco, -ueco, -asco (que no tienen equivalente latino) deberían ser influencia del sustrato ibérico. Los encontramos en palabras como: baturro, barro, mazueco, etc.

Por último, el ibero o sus parientes se piensa que en el léxico y la toponimia española hay una descendencia. Son palabras no indoeuropeas prerromanas: arroyo, conejo, charco, galápago, garrapata, gusano, perro, silo, toca, zarza, gordo y muchas otras que no tienen una ubicación clara. Además, se encuentran numerosos topónimos de origen ibero que hoy se conservan latinizados: Acci (> Guadix), Basti (> Baza), Dertosa (> Tortosa), Gerunda (> Girona), Ilici (> Elche), este último de origen púnico. También se habla del posible origen ibero (-vasco) del apellido García (<Garseitz) o Blasco, Velásquez y Velasco (con sufijo ibérico -vasco).

Toponimia romana en España

Los romanos empezaron la romanización de Hispania durante el siglo III a. c., cuando la arrebataron a los cartagineses. Inculcaban el latín vulgar como lengua común además de la cultura y los valores romanos, y esta lengua fue penetrando cada vez más en las casas conforme se sucedían las generaciones. Solo resistió el euskera hasta la actualidad; del idioma celtíbero hay testimonios hasta el siglo I.

Por ello gran parte de la topónimos actuales proceden de la evolución del latín vulgar hacia sus dialectos hispánicos, las llamadas lenguas románicas de Hispania: el galaico-portugués, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés y el catalán, o de adaptaciones fónicas de topónimos prerromanos al latín vulgar, luego dividido en dialectos del latín y en lenguas románicas. Los romanos establecieron múltiples villae en Hispania en entornos rurales, y algunos de los nombres de estas villas reaparecen en los topónimos medievales. Como los romanos tendían a poner el nombre del propietario de las villas en genitivo, este nombre propio antropónimo se terminó convirtiendo en la forma toponímica en que se denominaban esas villas. Por ejemplo, Cornellana (Asturias) y Cornellá (Cataluña) fueron villas que pertenecieron a un Cornelius.

Se puede saber por los cambios en la onomástica y el desarrollo que estos han padecido durante la historia permitiendo a los investigadores crear un proceso cronológico. Paternus, nombre etimológicamente latino, tuvo una especial difusión en la península ibérica. Se conserva en la toponimia con distintas formaciones: en Valencia en su forma femenina (Paterna): en genitivo en Portugal (Paderne), con sufijo -anum en Navarra (Paternain) y fruto ya de la repoblación medieval en León y Cantabria (Villapadierna y Villapadierne).

Otra construcción preferida por los romanos fueron los baños, de los que han quedado evidentes y abundantes testimonios toponímicos, tanto en la serie alusiva a la temperatura de las aguas (Caldas, o cálidas), como a la serie alusiva al establecimiento (Baños). Y aquí también se manifiesta la diversidad de las lenguas románicas españolas, pues mientras Caldas es la forma común para cualquier dominio lingüístico (es la forma existente en Galicia, Cantabria y Cataluña), balneum ha originado en León Boñar (Balneare), en Cataluña Bañolas, en Navarra Buñuel (por influencia mozárabe), que se repite en Valencia sin diptongar (Buñol), y en Granada Albuñol (con artículo árabe incorporado).



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Numistica

Numismática es el estudio y coleccionismo de monedas, medallas, estampillas y papel moneda emitido por una nación con el diseño oficial del país. Cuando se trata solo de papel moneda, suele preferirse el término exclusivo notafilia. La numismática es conocida desde los tiempos del Imperio persa, aunque no puede saberse con seguridad en qué momento comenzó como fenómeno social (coleccionistas). La numismática como ciencia comienza tímidamente en el siglo XIX, época de modernización y apreciación como tales de todas las ciencias, tal y como las entendemos hoy.

Esta ciencia puede dar a conocer testimonio inestimable o de los intercambios y de la economía de los pueblos, también así como de su historia política, geográfica, religiosa, etc. Pocos monumentos arqueológicos revisten toda la importancia de los que estudian la numismática, ya que en ellos ha grabado el hombre sus ideas dominantes y por lo mismo revelan el carácter, las costumbres y las vicisitudes históricas que tales monumentos nos dejaron. Íntimamente ligadas a la numismática se encuentra la epigrafía, paleografía, simbología, iconología e historia del arte, aportando a todas ellas la numismática nociones esenciales.


ETIMOLOGIA

El término numismática deriva del latín numismatis, genitivo de numisma, variante de nomisma («moneda»)1​ y latinización del griego νόμισμα (nómisma, «moneda corriente, costumbre»)2​ que deriva de νομίζω (nomízō, «mantener o poseer una costumbre o unos usos, utilizar según costumbre»)3​ y este a su vez de νόμος (nómos, «uso, costumbre, ley»),4​ derivado en última instancia de νέμω (nemō, «dispensar, dividir, asignar, mantener»).

HISTORIA

La evolución de la numismática podría englobarse en dos grandes tipos de épocas:

a) Épocas en las que fueron utilizadas monedas no metálicas. Se producía un intercambio "natural" entre mercancías y productos codiciados para el uso y el consumo. Los pueblos típicamente artesanos y marinos emplearon igualmente, como moneda, sus productos comunes de más valor y, a veces, productos que nos parecen inverosímiles, tales como las conchas y los dientes de cetáceo, las telas, etc. Así, por ejemplo, los pueblos cazadores utilizaban las pieles como intercambio y los pueblos agricultores los productos de la tierra. Popularmente conocido como "trueque".

b) Épocas en que se utilizaron los metales como moneda. En un principio los utensilios de metal y los lingotes de oro constituyeron la "moneda" que sustituyó a los productos de cambio en las transacciones comerciales. El peso, probablemente, determinó la constitución de la primera escala de valores completa. Un paso decisivo fue la impresión o grabado de un sello oficial que garantiza y certifica el peso fijo del lingote.




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Iconografia

 La iconografía es la descripción del tema o asunto representado en las imágenes artísticas, así como de su simbología y los atributos que identifican a los personajes representados. El término está construido por las raíces griegas εἰκών (eikón, imagen) y γράφειν (grapheïn, escribir). Aunque el DRAE recoge la existencia de la palabra latina iconographĭa proveniente de la griega εἰκονογραφία, tales términos no podían tener el sentido con el que se usa por la bibliografía actual, sino otro, similar pero no idéntico: Descripción de imágenes, retratos, cuadros, estatuas o monumentos, y especialmente de los antiguos. Tratado descriptivo, o colección de imágenes o retratos.

Los matices de su diferencia conceptual con la iconología son poco precisos; y en realidad se complementan. La iconografía se ocupa del origen y desarrollo de los temas figurados que se representan en las obras de arte, mientras que la iconología descifra su significado.3​

Se denomina iconografía a la ciencia que estudia el origen y la formación de las imágenes, las relaciones de las mismas con lo alegórico y lo simbólico, así como sus respectivas identificaciones por medio de los atributos que casi siempre las acompañan. Como parte de la historiografía del arte, nació en el siglo XIX, pero se desarrolló en las décadas centrales del siglo XX, vinculada estrechamente al Instituto Warburg de Londres, bajo la dirección del historiador y crítico de arte Erwin Panofsky (Studies in Iconology -"Estudios sobre iconología"-, 1939). Definía "iconografía" como "la rama de la Historia del Arte que se ocupa del contenido temático o significado de las obras de arte en cuanto algo distinto de su forma"; y estableció un "método iconológico" para ello, en tres pasos: "descripción preiconográfica" (únicamente sensorial), "análisis iconográfico" (identificación de las imágenes, historias y alegorías contenidas en la obra, pero de forma meramente descriptiva, no interpretativa) y "análisis iconológico" (donde se desarrolla la interpretación en función del contexto histórico, cultural y social -"dilucidar la significación intrínseca o contenido, que se aprehende investigando aquellos principios subyacentes que ponen de relieve la mentalidad básica de una nación, de una época, de una clase social, de una creencia religiosa o filosófica, matizada por una personalidad y condensada en una obra"-).


Los Dioses

Los dioses de la religión griega antigua fueron integrados en el panteón romano mediante su asimilación por los dioses tradicionales con los que compartían características comunes, manteniéndose los nombres latinos y los nombres griegos.

Los llamados dioses olímpicos fueron muy representados por las artes figurativas, especialmente los de la denominada tríada capitolina. El arte clásico, la cerámica griega y los mosaicos romanos fueron vehículos destacados para la narrativa visual de sus mitos, mientras que la estatuaria fue empleada de forma particular para el culto.

Zeus o Júpiter

A Zeus-Júpiter, rey de los dioses, que preside el Olimpo, se le representa como un adulto barbado (como sus hermanos Poseidón-Neptuno y Hades-Plutón, con los que se repartió el mundo). En su aspecto de Jove tonante se le representa lanzando el rayo, su principal arma, que le forjó Hefesto. Como arma defensiva, le forjó la égida con la cabeza de Medusa ( aunque también forma parte del armamento de otros dioses guerreros -especialmente Ares y Atenea-).

Su insaciable lujuria le hizo buscar todo tipo de amantes entre los mortales, y para conseguirlos se transformaba en todo tipo de animales o incluso objetos (toro -Europa-, cisne -Leda-, águila -Ganímedes-, lluvia de oro -Dánae-). La principal fuente para los artistas de época moderna fueron Las metamorfosis de Ovidio.

Hera o Juno

A Hera-Juno, reina de los dioses y diosa del matrimonio y del gobierno del hogar, se la representa como una matrona,7​ con un largo cetro y una pátera. El pavo real era su atributo (los ojos que aparecen en las plumas de su cola se interpretaban como muestra de sus celos por las infidelidades de Zeus, especialmente en la vigilancia que encargó al gigante Argos Panoptes -de mil ojos, que no cerraba totalmente ni durante el sueño- sobre la ternera blanca pretendida por el rey de los dioses -Zeus mató a Argos y este se transformó en pavo real-).8​ También se consagraron a Juno el halcón y el ganso, apareciendo en algunas de sus estatuas. No se sacrificaban vacas a Juno (porque durante la gigantomaquia se ocultó en Egipto transformada en este animal), sino una oveja joven o un cerdo. También se le ofrendaban el díctamo, la amapola, la granada. Sus sacerdotisas eran particularmente respetadas. En las representaciones alegóricas de los cuatro elementos, Juno representa al aire. El episodio en el que amamanta a Heracles, hijo extramatrimonial de su marido, y un chorro de leche se pierde en el cielo, es el origen.

Atenea o Minerva

Atenea-Minerva, la diosa virgen (Atenea Partenos), también llamada Palas, nacida de la cabeza de Zeus ya armada como un hoplita (con casco, escudo y lanza), tiene como símbolo la lechuza. Otorgó a los atenienses, para obtener su patronazgo, el olivo (surgido de su lanza, en competencia con Poseidón, de cuyo tridente surgió el caballo).

Afrodita o Venus

Afrodita-Venus, la diosa de la belleza y el amor, nació la espuma del mar (en el episodio en que Cronos-Saturno -el tiempo- cortó los testículos de su padre Urano -el cielo-) y sobre la concha de una venera llegó a las costas de Chipre. Fue la vencedora del juicio de Paris, llevándose la manzana dorada de Discordia que también pretendían Juno y Atenea (para lo que tuvieron que desnudarse -en el trance de desnudarse o vestirse se la representa muy a menudo-). Zeus la casó con el más feo de los dioses (Hefaistos-Vulcano, al que debía la forja de sus rayos), pero tuvo amores ilícitos con Ares-Marte (la guerra) de los que nació Eros-Cupido. Entre sus atributos están muchos animales (la cabra, la tortuga, la liebre, el delfín, y especialmente aves -la paloma, la golondrina, el cisne, el gorrión-), las flores, árboles y frutos (especialmente la manzana, la rosa, el mirto, el orégano, el espárrago -en general los olorosos o de forma peculiar, a los que se atribuyen virtudes afrodisíacas, también se le consagraban bosques y jardines-), el lapislázuli, el ceñidor (o cinturón de Afrodita) y el espejo. Se distingue su aspecto de Afrodita Urania ("celestial" o espiritual, que representaba el amor puro -de cuerpo y alma-, para la que no se usaban las libaciones de vino) del de Afrodita Pandemos (la "de todos", que representaba el amor carnal, lujurioso).9​ Esa dicotomía se reinterpretó en la civilización cristiana (Amor sacro y amor profano -significativamente, desnuda en el sacro y vestida en el profano-). Comparte muchas características y atributos de otras diosas del ámbito mediterráneo (todas ellas identificadas con el planeta Venus), como Astarté-Ishtar.

Poseidón o Neptuno

Poseidón-Neptuno tiene como atributo el tridente (instrumento de pesca que usa para remover el mar -tempestades- o la tierra -terremotos-) y el caballo (los que tiraban de su carro cabalgaban sobre el mar o en las profundidades (donde vive en su palacio submarino), por lo que se les representa como hipocampos -mitad caballo, mitad pez- o incluso como caballito de mar). También está asociado a cualquier animal marino (como los delfines) y a algunos terrestres, como los toros.

Hades o Plutón

A Hades-Plutón, el soberano de los muertos del inframundo, se le representa muy a menudo entronizado, o en un carro de caballos negros y riendas doradas, junto a la diosa que raptó para convertir en su esposa: Perséfone-Proserpina. La relación de ésta con su madre, Deméter-Ceres; y mitos paralelos de descenso a los infiernos (Nekyia), como el de Orfeo y Eurídice, son también muy reflejados en el arte y la literatura, pues ilustran el tópico de lo invencible del amor. Hades es habitualmente representado con el rostro oscurecido o velado (el "casco de Hades" que le hace invisible), con una cornucopia o con corona de oro, un cetro o una lanza de dos puntas. Un atributo suyo es la llave, como símbolo de su custodia del mundo de los muertos, del que no permite a nadie volver.

Ares o Marte

Ares-Marte, dios de la guerra, fue poco representado en Grecia (asociado a perros y buitres, a la antorcha y a las armas) y más en Roma (donde su atributo era el casco encrestado). Su arma principal es la lanza (su asociado sabino era Quirino -de quiris, "lanza"-).

Apolo o Febo

Apolo-Febo, el dios luminoso de la profecía, las artes y la salud (aunque sus flechas causan la peste), es representado como un joven en la plenitud de su vigor, pero imberbe. Los kuroi arcaicos son representaciones indistinguibles de Apolo o un vencedor de los juegos olímpicos. Su cabeza se rodea de un nimbo que simboliza al sol, y como atributos lleva la lira o cítara (de la que era consumado intérprete -competencia con el flautista Marsias-) y el laurel (planta en la que se convirtió su amada Dafne). Se asocia a las musas. Identificado con Helios, es también el dios del sol, y su carro tirado por caballos alados representa su trayectoria por el cielo.

Dionisos o Baco

Dionisos-Baco, el dios del vino, es representado como un joven andrógino, indolente y entregado a los placeres (en muy raras ocasiones -como el Dionisos pseudo-Sardanápalo- se representa con barba). Se le asocia a la vid y la hiedra (que adornan su tirso -un cetro o bastón fálico rematado por una piña-), y a animales como la pantera o leopardo (que tiraba de su carro), la serpiente y el toro. Se le asocia a las divinidades menores de los bosques, como los sátiros y las ninfas. Su kántharos no podía ser vaciado por más que se bebiera de él. En la interpretación moderna de los dos extremos que caracterizan a la cultura clásica, Dionisos es el reverso de Apolo (lo dionisíaco frente a lo apolíneo). En Roma terminó por asociarse también a Liber, dios plebeyo. Al asociarse a ritos de muerte y la resurrección, aparece a menudo en los sarcófagos.

Hermes o Mercurio

Hermes-Mercurio, dios de los viajeros, comerciantes y ladrones (categorías poco diferenciadas en la Antigüedad), tiene como símbolos iconográficos el caduceo (vara en la que se enroscan dos serpientes), el petasos (sombrero de viaje) y talaria (sandalias aladas).

Artemisa o Diana

Artemisa-Diana, diosa de la caza y los bosques (Potnia Theron -"señora de las bestias"-), armada con arco y flechas, suele representarse ataviada con un vestido corto y botas y acompañada de perros. Se asociaba a la virginidad, a los partos y a las enfermedades femeninas. Se le consagraban el ciervo y el ciprés. Se identificaba también con Cibeles (una diosa madre procedente de Frigia) y con Selene (la diosa lunar -por lo que se la representaba con una corona en forma de creciente lunar-).



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Heráldica

La heráldica es la ciencia del blasón. Según la RAE, blasón se define como el «arte de explicar y describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona». Es también un campo de expresión artística, un elemento del derecho medieval y de las dinastías reales hasta nuestros días. Más recientemente, ha sido admitida dentro de las ciencias anexas de la historia junto con la diplomática, la falerística, la sigilografía y la vexilología.

Se desarrolló durante la Edad Media en toda Europa hasta convertirse en un código coherente de identificación de personas, progresivamente incorporado por estamentos de la sociedad feudal como la nobleza y la Iglesia católica para la identificación de linajes y miembros de la jerarquía, siendo igualmente adoptado por otros colectivos humanos, como gremios y asociaciones, además de ser adoptado para la identificación de ciudades, villas y territorios. Lo equivalente en la cultura japonesa es el Kamon.

DEFINICIONES

Blasón es una palabra de origen oscuro, puede ser que venga de alguna lengua franconia de la palabra blâsjan (antorcha encendida, gloria), o más probablemente del latín blasus significando ‘arma de guerra’.3​ “Blasonar” significa describir las armerías siguiendo las reglas de la ciencia heráldica. En un estricto sentido, el blasón es, entonces, un enunciado que puede ser oral o escrito. Es la descripción de las armerías hecha en un lenguaje técnico, el lenguaje heráldico. El blasonamiento es la acción que consiste en describir las armerías (y por tanto de enunciar el blasón que representa). La ciencia del blasón es muy antigua, se funda menos de un siglo después que se estableciera el uso de armerías en la Edad Media. En esgrima, los blasones (amarillo, rojo, azul...) son exámenes que permiten probar un nivel de técnica adquirida, de arbitrar o de participar en ciertas competencias. Algunos son distribuidos igualmente después de una victoria. Se expresan en una pieza de tela (cuyo color cambia siguiendo el nivel) en el codo o añadida al hombro desarmado.

Arma, escudo, blasón y armerías

Las definiciones siguientes son precisas, aunque está lejos de reflejar su uso real. En la práctica los términos “blasón”, “armas”, “escudo” y “armerías” funcionan como sinónimos y son intercambiables, tanto en las obras comunes como en las de los estudiosos de la heráldica.

Las armas son emblemas pintados en un escudo que deben poder ser descritas en la lengua del blasón, y que designan a alguien o a algo. Tienen el mismo rol que una marca, logotipo o nombre propio: son la manera heráldica de identificar, representar o evocar una persona, física o moral (casa o familia, ciudad, corporación...). Las armas son consideradas generalmente como la propiedad (intelectual) de esta persona, que es el titular.

El escudo es el elemento central y principal de las armerías, es el soporte privilegiado sobre el que se representan las armas. Sin embargo, diversas armas pueden ser representadas en un mismo escudo, sin necesariamente representar a una sola persona: puede ser la unión de dos armas representando un matrimonio o la superposición de numerosas armas. Un escudo representa entonces unas armas o una alianza de armas. En todos los casos, el escudo delimita gráficamente el sujeto del que habla la composición y es suficiente para identificar las armas o una alianza.

Las armerías (siempre en plural) son aquellas que están representadas gráficamente sobre un objeto armado (ejemplo: el escudo). Las armerías comprenden el conjunto de la panoplia formada por el escudo, que designa al sujeto, y sus eventuales ornamentos exteriores (soporte, corona, collar de orden...), que dicen algo sobre el sujeto. Algunos ornamentos exteriores (cimeras, tenantes) forman parte de las armas (y están asociadas sistemáticamente), algunos son arbitrarios o fantásticos (lambrequines, símbolos alegóricos o votivos), pero la mayor parte son la representación heráldica de títulos, de cargos o de dignidades: son atribuidos oficialmente y pueden variar según el estado del titular en un momento dado.

Blasonar significa describir las armerías. El blasón es el resultado de hacerlo: es la descripción (en términos heráldicos) de todo lo que es significativo en las armerías, y más específicamente en el escudo. La correspondencia entre un blasón y su representación es el eje de la heráldica: la descripción de un blasón debe permitir representar correctamente las armerías y la lectura correcta de las armerías debe conducir a un blasón que rinda cuentas sobre sus rasgos significativos. Dos representaciones (o armerías) son equivalentes si responden al mismo blasón, son por tanto las mismas armas, aunque puede haber muchas maneras equivalentes de blasonar las armas.



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Genealogia

Genealogía (del latín genealogia, genos en griego, γενεά, genea: raza, nacimiento, generación, descendencia + logos λόγος, logia: ciencia, estudio) también conocida como historia familiar, es el estudio y seguimiento de la ascendencia y descendencia de una persona o familia. También se llama así al documento que registra dicho estudio expresado como árbol genealógico. La genealogía es una de las Ciencias Auxiliares de la Historia y es trabajada por un genealogista. El objetivo principal en genealogía es identificar todos los ascendientes y descendientes en un particular árbol genealógico y recoger datos personales sobre ellos. Como mínimo, estos datos incluyen el nombre de la persona y la fecha y/o lugar de nacimiento, matrimonio y muerte.


FUENTES ORALES

Las fuentes orales son aquellas que se obtienen verbalmente de otra persona, generalmente dentro del núcleo familiar, padres, abuelos, tíos, primos, bisabuelos. Estas fuentes, dado que están nutridas de la tradición familiar, suelen ser inexactas en cuanto a fechas de nacimiento, bautizos, matrimonios y defunciones, profesiones y lugares de origen. Sin embargo, ofrecen un acervo de información que muchas veces no se encuentra documentada, además de permitir determinar el marco general familiar como punto de partida del trabajo posterior.

Lo mejor es consultar con aquellos miembros de mayor edad dentro de la familia extendida, cualquier antecedente por insignificante que parezca puede llegar a servir. Si también vive dentro de una comunidad pequeña, se debe consultar con las personas de mayor edad que vivan en ella o en sus inmediaciones.

Existen datos que pueden obtenerse exclusivamente de fuentes orales, bien sea por no existir documentación, por ejemplo el padre de un hijo natural no reconocido, o bien porque haya sido destruido el documento durante catástrofes naturales, accidentes o guerras, por lo que siempre es recomendable validar la información con personas y autores coetáneos, sin que ello implique despreciar la fuente primaria oral.

Es recomendable sistematizar siempre la información obtenida, creando fichas personales para cada persona que se está investigando, y dejando siempre bien definido quién fue la persona que informó de dichos datos. Estas fichas pueden tener un formato tanto físico como electrónico, utilizándose, generalmente, en este último caso programas o softwares genealógicos de tipo comercial (software propietario) o libres, algunos de ellos de gran calidad.

FUENTES DOCUMENTALES

Las fuentes documentales son aquellas que se pueden encontrar en cualquier medio escrito (sea impreso o manuscrito). Quienes investigan una genealogía acuden a éstas una vez que han agotado todos los recursos que la memoria intrafamiliar pueda dar, tanto para corroborar la información verbal, como para ampliar la información y retroceder la búsqueda en el tiempo.

Archivos familiares y particulares

Son los documentos escritos que se hallan en posesión de una familia o comunidad y son traspasados de una generación a otra. Estos documentos generalmente son inéditos y son copias únicas de valiosa información y en sí constituyen un archivo. El contenido de estos archivos va desde cartas personales hasta documentos legales, como copias de expedientes, títulos de dominio, libretas de familia, etc. En algunos casos estos archivos, por estar en poder de particulares, no son custodiados bajo estándares bibliotecológicos que permitan su conservación en el tiempo, sea por manipulación o por almacenamiento. Por estas razones sus propietarios en algunos casos donan estos documentos a alguna institución seria, como los archivos nacionales, para evitar su destrucción o pérdida, mientras que en otros casos son tan ocultados que sólo se conocen hasta que muere el dueño de ellos y en la mayoría de las veces se encuentran en un estado de deterioro casi total.

Registros Civiles de Identificación

Dependiendo del país se podrán rastrear antecedentes en las oficinas del Registro Civil hasta aproximadamente 1871 (si bien en Francia existen desde la época de la Revolución francesa, y en muchos lugares de España hay registros locales en los respectivos ayuntamientos, algunos desde los años 40 del siglo XIX). Los datos que manejan los registros civiles son nacimientos, defunciones, matrimonios, divorcios, condenas judiciales, nacionalizaciones.

Archivos Eclesiásticos

Si se desea consultar por personas en fechas anteriores a la creación de los registros civiles, es aconsejable acudir a las parroquias que correspondan al domicilio de las personas investigadas. En ellas se encuentran libros de bautismos, defunciones y matrimonios. Todas las Parroquias creadas desde el siglo XVI en adelante tienen la obligación de llevar estos libros.

En 1563 el Concilio de Trento instauró de forma oficial la obligación de registrar en los libros parroquiales las actas de bautismo, boda y defunción. A partir de ese momento los libros sacramentales registran los hechos vitales de cada individuo bautizado en la fe cristiana. De este modo, los registros parroquiales conservan una parte fundamental de la memoria histórica de algunos países, principalmente los colonizados por españoles, cuyo legado fue la enseñanza de la religión católica. Estos registros poblacionales eran realizados por el corregidor o máxima autoridad del recinto y luego eran entregados a un representante de la parroquia. Antes de 1563, no era obligación llevar registros, por lo que a veces la búsqueda de ancestros se detiene en esta fecha. Sin embargo, existen algunas parroquias donde es posible encontrar libros desde el siglo XIII en adelante.

Hay que tener en cuenta que, en muchos países, la información contenida en los libros parroquiales es traspasada periódicamente a los Archivos Diocesanos, situados normalmente en la sede del obispado al que pertenece la parroquia. Esto es importante, porque muchas veces en la parroquias se han perdido por diversas razones (incendios, guerras, robos, mala conservación) los libros originales. Sin embargo, existe una copia de las inscripciones en los archivos diocesanos. Por otra parte, la La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o iglesia mormona ha hecho convenios con algunos obispados para microfilmar tanto los archivos diocesanos como los libros parroquiales, estando en algunos casos esta información disponible por internet en su base de datos. No obstante, en el caso de los microfilmes que no han sido digitalizados, esta información aparece incompleta, ya que no figuran nombres de testigos o padrinos, y a veces los nombres de las personas han sido mal transcritos, resultando imposible encontrarlos en su buscador, razón por la cual en algunos casos se debe consultar directamente estos registros en sus centros de documentación.

Archivos notariales

Otras fuentes importantes de datos son los Archivos notariales, que guardan información y documentos emanados por las actuales notarías y las antiguas escribanías, en los cuales se pueden hallar testamentos, cartas de dote, transacciones comerciales, ventas, arriendos, etc. y en general todos aquellos documentos suscritos entre particulares.

Archivos de la Administración del Estado
En casi todos los países existe un Fondo de Documentos Históricos o Archivo Histórico en el que se depositan cada cierta cantidad de años los documentos que generan los diversos organismos públicos o estatales durante su gestión, vale decir expedientes judiciales, expedientes militares, hojas de vida de los funcionarios públicos, nóminas de inmigrantes, censos, etc. También en estos archivos se reciben las donaciones de documentos de particulares, que pueden contener cartas, nóminas de empleados y una serie de documentos inéditos.

Muchos antecedentes que conciernen a los países hispanoamericanos se encuentran en el Archivo General de Indias, organismo que recibió la documentación generada por las colonias españolas hasta su independencia.

En países más descentralizados, como México y España, los estados o comunidades mantienen sus propios archivos donde se suelen encontrar archivos notariales y documentos relacionados con temas de tierras y aguas.




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Filologia

 La filología (del latín philologĭa, y este del griego φιλολογία philología, ‘amor o interés por las palabras’) es el estudio de los textos escritos, a través de los que se intenta reconstruir, lo más fielmente posible, el sentido original de estos con el respaldo de la cultura que en ellos subyace.

El trabajo filológico se aproxima al hermenéutico, al menos en la medida en que interpreta el sentido, y se sirve, por tanto, del estudio del lenguaje, la literatura y demás manifestaciones idiomáticas, en cuanto constituyen la expresión de una comunidad cultural determinada o de varias, o de meros individuos. Se entiende usualmente por filología, bien el estudio de las lenguas y las literaturas, así como la correspondiente cultura de sus hablantes, bien el estudio diacrónico o eidético de los textos literarios o incluso de todo vestigio de lengua escrita o de la lengua en general.

En su más amplio y pleno sentido, especialmente en las tradiciones modernas románica y germánica, Filología es el término general que designa el estudio de las lenguas naturales y abarca, pues, tanto la serie disciplinaria de la Ciencia del Lenguaje o Lingüística (Lingüística histórica, Lingüística teórico-descriptiva y Lingüística aplicada), una de las dos grandes series filológicas, como aquella otra formada por la Ciencia de la literatura (esto es, Historia de la literatura, Teoría de la literatura y Crítica literaria), según ha venido a establecer simétricamente el desarrollo de los criterios de la "ciencia real". Ello representa en consecuencia, no solo la integración de la Retórica y la Poética clásicas (cosa evidente desde la Antigüedad), y también modernas, sino la completa integración de todas aquellas metodologías internas, ya fuertemente transversales y compartidas como sobre todo la Comparatística, la Gramática comparada o la Literatura comparada, ya técnicamente restrictivas y particularizadoras como la Ecdótica o Crítica textual.

En este último aspecto, además, la Filología, técnicamente fundada para Occidente en el Museo de Alejandría, ha asumido paulatinamente durante la segunda mitad del siglo XX el instrumental proporcionado por los medios digitales, los cuales han transformado la aplicabilidad e incluso los resultados (en el caso del hipertexto) del trabajo crítico textual y en general la edición de textos.


CLASIFICACION

En el pleno ámbito de la disciplina, del conjunto de ámbitos disciplinarios y por encima de la metodología, es preciso distinguir entre Filología general y Filologías particulares. Pudiera decirse que existen tantas filologías como culturas, o como lenguas, pero estas no son magnitudes correspondientes ni a veces tienen independencia. Es preciso subrayar, al margen del mundo egipcio (Egiptología), sobre todo las dos grandes culturas filológicas asiáticas, hindú y china, y a partir de esta última toda la gama que de ella deriva (coreana, japonesa...). Tanto la Indología como la Sinología son concebidas en general como filología en amplio sentido. Otro tanto habría que decir de la Coreanología y la Niponología o Japonología. Por otra parte, al margen de la Filología Árabe, respecto del mundo africano subsahariano es preciso subrayar por su parte que el Africanismo se funda en lenguas y áreas culturales originalmente orales, sin escritura, es decir que solo cabe concebir su configuración filológica desde la aplicación moderna, ya se trate desde las lenguas autóctonas o desde las europeas importadas o coloniales.

En la tradición europea se diferencian varios grandes campos filológicos fundamentales, algunos de los cuales, como después se indicará, han tenido importantísima proyección extraeuropea:

-Filología Clásica o griega y latina antiguas y sus pervivencias, fundamento de la cultura occidental y sus respectivos campos filológicos.

-Filología Bíblica o Escriturística, parcialmente asociada a la Filología Clásica, pero también a la Filología Hebrea (en sí parte de la rama mayor de Filología Semítica) en virtud de la historia del texto sagrado, de cuyo nuevo Testamento deriva la calificación de Filología Neotestamentaria junto a la de Veterotestamentaria. Estas distinciones, histórica y conceptualmente se vinculan a la disciplina Hermenéutica.

-Filología Alemana o Germanística, que también atañe a varias regiones centroeuropeas, sobre todo Austria.

-Filología Inglesa, a veces denominada Anglística, posteriormente Angloamericana por expansión geográfica intercontinental.

-Filología Eslava o Eslavística, formada por todas las lenguas de ese ámbito, desde el ruso, polaco y ucraniano hasta el búlgaro, checo, eslovaco o croata.

-Filología Románica, o Romanística, formada por toda la familia de lenguas neolatinas o románicas. Esta y las europeas antedichas han recibido con frecuencia la denominación de Filología Moderna, por evidente oposición a la Clásica, constituida por las Lenguas muertas.

Dentro de la gran familia Románica, la Filología italiana y la Filología Francesa poseen una gran dimensión nacional. A diferencia de estas, y otras de ámbito más reducido como la Filología Rumana, la Filología Portuguesa, trocadamente indisociable de la Galaica como Filología Gallegoportuguesa, posee una gran proyección americana brasileña y en alguna medida africana mozambiqueña. Aún más que esta última, la Filología Española como Hispánica ha tenido y configura una extensísima proyección americana o Hispanoamericana. Por ello, a la Filología Española conviene más la denominación de Hispánica, pues atañe directamente al patrimonio y a la realidad viva de más de quinientos millones de hablantes de todo el mundo.

-Filología Hispánica o Hispanística es la designación que tomando como tronco la lengua española, proyección de la castellana, tiene su gran dimensión en la América Hispánica. La Filología Hispánica posee una base anterior representada por la Iberística y se vincula íntimamente a la portuguesa mediante el gallego y la moderna Filología Gallega o Gallegoportuguesa, al igual que por otra parte la variante románica catalana y su moderna Filología Catalana. Caso lingüísticamente mucho más particularizado, importante para la Iberística, aun por aislado, es el constituido por la lengua vasca (o vascongada, vascuence, euskera), no románica y de origen indeterminado, cuya cooficialidad en la región peninsular correspondiente ha dado lugar a una Filología Vasca. En amplio sentido de cultura, la designación Hispánica cubre lo antedicho y otros diversos elementos medievales, también neolatinos y, propiamente como Filología Hispánica cabe observar su rigurosa pertinencia, aun actual, respecto de la lengua Sefardí, algunas peculiares e interesantes derivaciones, así la africana guineana ecuatorial, la saharaui y, por otra parte geográficamente muy lejana, asiática, la del idioma tagalo, o filipino de base tagala, y la relativa al conjunto de la cultura y de las lenguas filipinas (ilocano, cebuano, bicolano...), de base malaya pero entroncadas con la española, más su criollo español propiamente dicho, el chabacano. Así pues, el Filipinismo, al menos en parte, puede ser considerado una rama de la hispanística. Pero naturalmente, la gran conformación de la Filología Hispánica es consecuencia de América y, en cualquier caso, se complementa o coincide con los estudios de Hispanismo.



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Etnografia

 La etnografía es un método de investigación social que estudia de manera sistemática la cultura de los diversos grupos humanos. Este método de investigación consiste en observar las prácticas culturales de los grupos sociales y poder participar en ellos para así poder contrastar lo que la gente dice (discurso) y lo que hace (prácticas culturales). Es la técnica principal de investigación de la antropología social y cultural. El antropólogo Claude Levi-Strauss la considera incluso como la primera etapa de investigación antropológica. En un principio esta técnica se utilizó para analizar a las comunidades aborígenes, actualmente se aplica también al estudio de cualquier grupo humano que se pretenda conocer mucho mejor.


Para el sociólogo Anthony Giddens, la etnografía es «el estudio directo de personas y grupos durante un cierto periodo, utilizando la observación participante o las entrevistas para conocer su comportamiento social».​ Registrando una imagen realista y fiel del grupo estudiado, el trabajo de campo resulta ser una herramienta imprescindible.

La investigación etnográfica intenta revelar los significados que sustentan las acciones e interacciones que constituyen la realidad social del grupo estudiado. Esto se consigue mediante la participación directa del investigador. Con frecuencia, el investigador asume un papel activo en sus actividades cotidianas, observando lo que ocurre y pidiendo explicaciones e interpretaciones sobre las decisiones, acciones y comportamientos. Los datos recopilados consisten en la descripción exhaustiva y detallada de sus costumbres, creencias, mitos, genealogías, historia, lenguaje, etcétera.

En palabras de Eduardo Restrepo: " De una forma muy general, la etnografía se puede definir como la descripción de lo que una gente hace desde la perspectiva de la misma gente". Esto quiere decir que a un estudio etnográfico le interesa tanto las prácticas (lo que la gente hace) como los significados que estas prácticas adquieren para quienes las realizan (la perspectiva de la gente sobre esas prácticas). La articulación de esas dos dimensiones es, sin lugar a dudas, uno de los aspectos cruciales que ayudan a singularizar la perspectiva y el alcance de la etnografía con respecto a otros tipos de descripción".

La etnografía se enfoca en la descripción e interpretación de un grupo social o cultural, considerando sus características en común, basadas en aspectos como lenguaje, costumbres, residencia, relaciones sociales, comportamiento y creencias políticas o sociales. Todos estos elementos son observados y examinados por el investigador que está inmerso en la vida cotidiana de este grupo, de manera que puede ir comprendiendo la conducta individual y grupal que prevalece, para después reunir, ordenar, clasificar y seleccionar los datos obtenidos, agrupándolos en modelos, categorías o relaciones, según el enfoque de estudio.

Jaime Botello manifiesta que la etnografía es «el estilo de vida de un grupo de personas acostumbradas a vivir juntas». Por tanto, todo tipo de grupos es sujeto de estudio. Al respecto, Elsie Rockwell describe que los etnográfos entran al campo de las sociedades complejas por medio del estudio de las situaciones particulares de la vida cotidiana, como por ejemplo: barrios y comunidades, manicomios, cárceles, juzgados, clínicas, escuelas, esquinas. 

Uno de los problemas que cualquier investigación enfrenta es definir el tipo de metodología a emplear: si un método cualitativo o un método cuantitativo. En este punto se puede decir que la etnografía, básicamente, emplea el método cualitativo, ya que según ciertos autores afirman que al emplearse métodos matemáticos o estadísticos se corre el riesgo de sobresimplificar el problema, ya que la persona al formar parte de un sistema toma algo de él e, igualmente, el sistema es influido o cambiado por el individuo.

La etnografía ha sido de gran interés en los últimos años por profesionales de múltiples disciplinas, debido a que es un método de investigación social que permite interactuar con una comunidad específica, con el fin de conocer y registrar todos los datos relacionados con su organización, cultura, alimentación, vestimenta, economía y comercio. Para que el etnógrafo pueda realizar todo tipo de exploración se requiere de documentación que le facilite saber actuar y definir la problemática de la investigación, este investigador debe tener un acercamiento con el grupo de estudio y puede participar de forma abierta o encubierta para apreciar con precisión la vida de las personas de la comunidad y registrar los datos de interés.

Por extensión, el término 'etnografía' también se utiliza para denominar a la obra escrita una vez finalizado el trabajo de campo. Ejemplos clásicos, y en algunos casos literarios, son los trabajos etnográficos de Bronislaw Malinowski (Los argonautas del Pacífico Occidental, 1922) y Edward Evan Evans-Pritchard (Los Nuer).



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Estratigrafia

La Estratigrafía, es una ciencia que estudia la superposición de capas o estratos de la tierra en el terreno con una finalidad arqueológica. Cada capa tiene una edad diferente, y según donde encontremos un objeto podemos establecer su antigüedad.

Los humanos, han producido una revolución estratigráfica cuando hacen su aparición en la tierra, modifican la estratigrafía, le dan carácter antrópico a esta la particularizan. El papel que jugó en su momento histórico la introducción de la estratigrafía geológica en la arqueología, pues produjo un cambio crucial en el pensamiento arqueológico que comenzó a tener cuerpo científico.

Seguidamente hace un llamado de atención a los arqueólogos que siguen utilizando la estratigrafía geológica o natural como método de trabajo en la arqueología, sin tener en cuenta que la humanidad estableció una diferencia sustancial entre la estratigrafía natural y la que los hombres han dejado en su paso por la historia; según Harris, el hombre ha modificado la estratigrafía y le ha dado carácter antrópico; esta es la que sin duda le corresponde al arqueólogo estudiar.


DIVISIONES DE LA ESTRATIGRAFIA

La estratigrafía se puede dividir en diferentes áreas especializadas, todas interrelacionadas entre sí y con otras ciencias:

-Análisis de facies, que estudia las facies en todos sus aspectos: composición, génesis, asociaciones, secuencias, distribución, etc. Es un campo de intersección con la sedimentología.

-Litoestratigrafía, encargada de la caracterización litológica (composición y estructura) de las sucesiones estratigráficas y de la definición de unidades litoestratigráficas, como las formaciones.
Bioestratigrafía, que estudia el contenido, sucesión y distribución del registro fósil en las rocas, en estrecha relación con la paleontología. De ella dependen las unidades bioestratigráficas.

-Cronoestratigrafía, se ocupa de la ordenación relativa de las rocas en el tiempo y del establecimiento de unidades cronoestratigráficas. De la datación absoluta de las mismas se ocupa la geocronometría, una rama de la geocronología.

-Magnetoestratigrafía, que estudia la sucesión de los cambios en la orientación de los polos magnéticos de la tierra (paleomagnetismo) y el establecimiento de una escala paleomagnética.

-Quimioestratigrafía, que se ocupa de la composición geoquímica de los materiales sedimentarios de la corteza terrestre, así como del análisis de la variación a lo largo del tiempo de la acumulación en las rocas de determinados elementos, isótopos o compuestos químicos.

-Estratigrafía secuencial, que estudia las secuencias deposicionales y las unidades tectosedimentarias, conjuntos de sedimentos agrupados con criterios genéticos, sedimentológicos y tectónicos.

-Análisis de cuencas es el estudio global de las cuencas sedimentarias, integrando todos los datos sedimentológicos, estratigráficos, tectónicos, petrográficos, etc. Es el objetivo último de los estudios estratigráficos y uno de los de mayor trascendencia económica por su aplicación en la prospección de recursos naturales.

Sobre la base de las unidades bioestratigráficas, cronoestratigráficas y geocronométricas se establecen las unidades geocronológicas, y su compendio integra la escala temporal geológica, otro de los objetivos de la estratigrafía.


PRINCIPIOS

1. Principio del uniformismo o actualismo: Las leyes que rigen los procesos geológicos han sido las mismas y producen los mismos efectos durante toda la historia de la Tierra.

2. Principio de la sucesión de eventos: Todo acontecimiento que afecte a las rocas es posterior a las mismas. Así una falla o un dique es posterior a la roca afectada.

3. Principio de la superposición de estratos: los niveles superiores serán más recientes que los inferiores. Los nuevos sedimentos se depositan encima de los anteriores.

4. Principio de la horizontalidad original y continuidad lateral de los estratos: Los estratos se depositan siempre de forma horizontal o subhorizontal y están limitados por dos planos que muestran continuidad lateral. Los estratos tienen la misma edad a lo largo de toda su extensión horizontal y permanecerán horizontales si no actúa ninguna fuerza sobre ellos.

5. Principio de sucesión faunística o de la correlación: Los estratos que se depositaron en diferentes épocas geológicas contienen distintos fósiles, debido a la naturaleza continua e irreversible de la evolución biológica. De igual manera las capas que contienen fósiles pertenecientes a los mismos taxones, aunque sean de diferente litología, serán de la misma edad.
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Epigrafia

La epigrafía (del idioma griego επιγραφή: escrito sobre) es una ciencia autónoma y a la vez auxiliar de la Historia, cuyo objetivo es el estudio completo de inscripciones, tanto en su estructura, soporte, materia, como su forma como en su contenido escrito, pero también la función que desempeña tal evidencia1​.

La finalidad de la Epigrafía abarca no solo el desciframiento, lectura e interpretación de las inscripciones, con el fin de obtener la mayor cantidad posible de información de las mismas, sino también el estudio de los materiales y soportes (piedra, metal, madera, hueso, cerámica, entre otros) sobre los que se ha escrito, y cómo se ha escrito, así como la finalidad, la función para la cual se concibió y se destinó tal elemento.

Según las convenciones internacionales (especialmente para la Unesco), la existencia de epigrafía propia es el marcador que indica el paso de una cultura de prehistórica a histórica, especialmente cuando entre sus inscripciones cuenta con anales y crónicas.

La Epigrafía se relaciona de forma directa con ciencias como la Historia Antigua, la Arqueología, la Filología y la Paleografía y, complementariamente, con otras como la Numismática, la Historia de las Religiones o el Derecho Romano. Aunque también estudia las leyendas presentes en las monedas, el estudio especializado de las inscripciones que aparecen sobre estas es propio de la numismática.


HISTORIA DE LA EPIGRAFIA

El primer material escrito que se documenta con seguridad es el signario cuneiforme, dentro de la cultura sumeria, hacia 3.800 a. C.

La epigrafía se especializa según su época histórica y también según la cultura que la produce, aunque históricamente las más desarrolladas son la cuneiforme, la egipcia, la griega y la romana.

MATERIALES EMPLEADOS

Epigrafía romana

Desde la toba volcánica que era preferentemente empleada en las inscripciones más antiguas (hasta el 121 a. C.) dado que se utilizaba más bien la caliza para las inscripciones. Cuando se pasó a la técnica de la incisión, se hizo necesario un soporte más fuerte y liso como el travertino y luego el mármol de Carrara.

Está documentada la existencia de talleres de lápidas y escultores en Roma, Pompeya y Ostia pues se han encontrado obras a medio hacer, preparadas para ser «personalizadas» al momento del encargo. Lo mismo se diga para inscripciones preparadas sin datos de manera que fueran completados tras la compra.

Dos empleos:

-El grabador, quien con el hacha o el cincel realizaba la incisión del texto.
-El quadratarius que se encargaba de preparar las marcas del llamado campo epigráfico: los márgenes y el espacio que debían emplear las letras o entre líneas.
-El efecto de claroscuro propio de algunos epígrafes antiguos se produce por la punta triangular del cincel.

Hay también indicaciones de la coloración que se introducía sobre todo en aquellas incisiones menos profundas. Normalmente rojo aunque también oro o azul. Sin embargo, resulta difícil su estudio debido a que por la naturaleza misma del pigmento empleado se ha perdido. Tenemos el testimonio de este uso incluso en fuentes del tiempo como Plinio el Viejo.



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Ecologia

La ecología es la rama de la biología que estudia las relaciones de los diferentes seres vivos entre sí y con su entorno: «la biología de los ecosistemas» (Margalef, 1998, p. 2). Estudia cómo estas interacciones entre los organismos y su ambiente afectan a propiedades como la distribución o la abundancia. En el ambiente se incluyen las propiedades físicas y químicas que pueden ser descritas como la suma de factores abióticos locales, como el clima y la geología, y los demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos). Los ecosistemas están compuestos de partes que interactúan dinámicamente entre ellas junto con los organismos, las comunidades que integran, y también los componentes no vivos de su entorno. Los procesos del ecosistema, como la producción primaria, la pedogénesis, el ciclo de nutrientes, y las diversas actividades de construcción del hábitat, regulan el flujo de energía y materia a través de un entorno. Estos procesos se sustentan en los organismos con rasgos específicos históricos de la vida, y la variedad de organismos que se denominan biodiversidad. La visión integradora de la ecología plantea el estudio científico de los procesos que influyen en la distribución y abundancia de los organismos, así como las interacciones entre los organismos y la transformación de los flujos de energía. La ecología es un campo interdisciplinario que incluye a la biología y las ciencias de la Tierra. La ecología evolucionó a partir de la historia natural de los antiguos filósofos griegos, como Hipócrates, Aristóteles y Teofrasto, sentando las bases de la ecología en sus estudios sobre la historia natural. Las bases posteriores para la ecología moderna se establecieron en los primeros trabajos de los fisiólogos de plantas y animales. Los conceptos evolutivos sobre la adaptación y la selección natural se convirtieron en piedras angulares de la teoría ecológica moderna transformándola en una ciencia más rigurosa en el siglo XIX. Está estrechamente relacionada con la biología evolutiva, la genética y la etología. La comprensión de cómo la biodiversidad afecta a la función ecológica es un área importante enfocada en los estudios ecológicos. Los ecólogos tratan de explicar:

-Los procesos de la vida, interacciones y adaptaciones
-El movimiento de materiales y energía a través de las comunidades vivas
-El desarrollo sucesional de los ecosistemas La abundancia y la distribución de los organismos y de la biodiversidad en el contexto del medio ambiente.

 Hay muchas aplicaciones prácticas de la ecología en biología de la conservación, manejo de los humedales, manejo de recursos naturales (la agroecología, la agricultura, la silvicultura, la agroforestería, la pesca), la planificación de la ciudad (ecología urbana), la salud comunitaria, la economía, la ciencia básica aplicada, y la interacción social humana (ecología humana). Los organismos (incluidos los seres humanos) y los recursos componen los ecosistemas que, a su vez, mantienen los mecanismos de retroalimentación biofísicos son componentes del planeta que moderan los procesos que actúan sobre la vida (bióticos) y no vivos (abióticos). Los ecosistemas sostienen funciones que sustentan la vida y producen el capital natural como la producción de biomasa (alimentos, combustibles, fibras y medicamentos), los ciclos biogeoquímicos globales, filtración de agua, la formación del suelo, control de la erosión, la protección contra inundaciones y muchos otros elementos naturales de interés científico, histórico o económico.


HISTORIA

El término ökologie fue acuñado en 18691​ por el naturalista y filósofo alemán Ernst Haeckel a partir de las palabras griegas oikos (casa, vivienda, hogar) y logos (estudio o tratado); por ello ecología significa «el estudio del hogar».

En un principio, Haeckel entendía por ecología la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos con su ambiente, pero más tarde amplió esta definición al estudio de las características del medio, que también incluye el transporte de materia y energía, y su transformación por las comunidades biológicas.

PRECURSORES

Hay que reconocer a los biólogos y geógrafos el papel fundamental en los inicios de la ecología. Es justo recordar el aporte considerable de los griegos clásicos. Por ejemplo, Aristóteles, además de filósofo, fue un biólogo y naturalista de gran talla. Baste citar sus libros sobre la vida y costumbres de los peces, fruto de sus diálogos con pescadores, y sus largas horas de observación personal. Su discípulo Teofrasto describió por primera vez las interrelaciones entre organismos su entorno. Las primeras concepciones de la ecología, como el equilibrio y la regulación en la naturaleza, se remontan a Heródoto, quien describió uno de los primeros relatos del mutualismo en su observación de la "odontología natural".

Si nos trasladamos al siglo XVIII, cuando la biología y la geografía se estaban transformando en las ciencias modernas que hoy conocemos, es imprescindible reconocer el carácter absolutamente ecológico del trabajo de los fisiologistas en su progresivo descubrimiento de las relaciones entre la vida vegetal y animal con los factores abióticos tales como la luz, el agua o el carbono. Entre los muchos ejemplos posibles, es suficiente recordar las investigaciones de René Antoine Ferchault de Réaumur en el campo de la temperatura, así como las de Anton van Leeuwenhoek acerca de la formación del almidón en las plantas verdes. Destacan también en esta época, los trabajos de Louis Receveur, botánico , geólogo , químico , meteorólogo, astrónomo y sacerdote francés.

También se realizaron durante el siglo algunos de los grandes viajes científicos que permitieron un conocimiento más metodológico de los paisajes geográficos de los diversos continentes, ejemplo entre otros de Georges Louis Leclerc, conde de Buffon, autor de los primeros tratados de biología y geología no basados en la Biblia; o Alexander von Humboldt, que exploró y estudió durante cinco años las tierras de América Latina.

El papel de los precursores del evolucionismo es asimismo fundamental, porque intuían que no había ningún tipo de predeterminismo en la gran variedad de especies vivientes existentes, sino progresivas adaptaciones ambientales.

Erasmus Darwin, abuelo del universalmente famoso Charles Darwin, predijo algunas de las grandes tesis evolucionistas que desarrolló años más tarde su nieto y que influyeron de modo decisivo en las corrientes de pensamiento del siglo XIX.

Sin duda alguna, la polémica entre deterministas y evolucionistas fue uno de los principales debates científicos del siglo XIX, enfrentando a hombres de la categoría de Cuvier, Owen, Agassiz y Kölliker, contra los nuevos "transformistas" Lamarck, Darwin, Herbert Spencer, Muller, Haeckel, etc.

El calor de la polémica fue muy fecundo, porque exigió de los transformistas que multiplicaran sus observaciones para justificar las nuevas teorías del evolucionismo.

En alguno de ellos se manifestó una conversión forzada por las evidencias; por ejemplo en el científico galés Richard Owen, que aun siendo vivamente adversario de la nueva teoría evolucionista, realizó descubrimientos que él mismo no podía justificar si no era recurriendo a la teoría de Darwin.



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